El concepto de habitar siempre ha sido un tema de estudio en constante renovación, porque se construye alrededor de las posibilidades de asociación subjetiva que se generan alrededor de los tiempos y recuerdos intangibles, puesto que todo sucede en espacios reales o imaginarios. Cualquier lugar que haya sido habitado cuenta y contará historias a través de los objetos, las imágenes congeladas, las re-interpretaciones.
Desde los territorios de la arquitectura hasta las investigaciones antropológicas de las ciencias sociales; el arte y el diseño siempre han sido ramas del conocimiento que se encargan de registrar e interpretar esta experiencia del habitar, descubriendo múltiples perspectivas que nutren el discurso sobre el tema. Todos habitamos la ciudad, estos son espacios que alguna vez fueron habitados, donde estéticamente se pretende explorar las relaciones de sentido que se tejen entre lo que aún existe, abriendo la posibilidad de re–descubrir los mismos al identificarlos con instantes que contruyeron significados y procesos de apropiaciones personales. Cada vestigio aquí registrado corresponde a la increíble experiencia de lo que fue habitar en el tiempo, individual y colectivamente, en la ciudad de Bogotá. ¿Se podría lograr una propuesta decorativa para un nuevo espacio, inspirada en aquello que inevitablemente está a punto de desaparecer? Creo que es un interesante reto, después de todo, lo bello es saber encontrar las conexiones sensibles, eso que hace “click” en el interior de cada quien. En lo aparentemente abandonado habrá una tácita belleza, pero es un reto personal saber hacer tan cándida y rara lectura. Texto y fotografias por: Marcela Cabrera Arquitecta de la Universidad del Valle y fotógrafa
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December 2013
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